
Entre el alfonsinismo y el kirchnerismo
Colaboración de Horacio Tellechea para Ecos Diarios
Dos son los hombres que me marcaron para siempre cuando tocaron la cuerda de mi sensibilidad para ingresar a la actividad política. Ellos fueron Raul Alfonsín y Néstor Kirchner.
Con el padre de nuestra democracia moderna, cuya estabilidad y extensión nos colocó en un camino a Dios gracias sin retorno, dibujé los palotes del sueño republicano de los argentinos.
Con el padre de nuestro modelo nacional y popular, aprendí que sin el otro, yo no puedo ser, algo que a veces el radicalismo apartó de su camino, so pretexto de otras metas perdidas en la historia.
Por eso será que a 30 años del inicio de la democracia, con el afecto tierno que se tiene por los mayores, no olvido al alfonsinismo, pero me siento comprometido y atrapado por el kirchnerismo.
¿Qué hablar de estos 30 años, que ya no se haya dicho? Me parece importante relacionarlo con nuestro distrito, que aun padece la dificultad de colocar la gestión en una sola línea del mismo signo político.
Cuando parecía que lo habíamos logrado, desencuentros de los que todos somos un poco responsables pusieron una vez más trabas que se muestran como difíciles de superar.
Estos 30 años nos encuentran espalda con espalda, como si conversar fuera difícil y los choques inevitables. Soy el primero dispuesto a dialogar pero sin resignar el mandato que me dio la comunidad.
Y así honrar la democracia tratando de luchar no solo por ese 43.5% , algo más de 23.000 ciudadanos necochenses que me votaron y aún hoy me siguen apoyando a pesar de trabajos realizados por algunos sicarios de la política que atentan contra la democracia (gobierno del pueblo) según su etimología, trabajando solo por apetencias personales, olvidándose de la voluntad del pueblo, sino por todos los que habitamos en nuestro querido distrito.
Por eso hay que honrar este proceso democrático, que además de más y mejores derechos, exige encerrarnos para lograr la fumata blanca que saque al distrito de Necochea de la postración en la que se encuentra.
Quiero compartir con todos esta reflexión final. El mejor homenaje a estas tres décadas es no cejar en la lucha por hacer comprender a muchos compatriotas, definitivamente, que todo tiempo pasado de horror y desprecio por la vida, fue el peor. Y que todo el futuro de libertad, igualdad y justicia será, por siempre, el mejor para todos los argentinos.