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     Los cuarenta días que separan al 30 de octubre del 10 del diciembre fueron de una enorme expectativa. Por fin se van “los milicos”, aquello por lo que tanto habíamos luchado se hacía realidad. Se iban armando los equipos de gobierno. En nuestra ciudad Coco Taraborelli convocó a una reunión a todos los concejales electos y las autoridades partidarias de los partidos con representación en el HCD, comimos un buen asado en el Centro de Ingenieros.

 

     Conversamos y discutimos sobre lo que debía ser la ciudad. Quedaron sentadas las bases de lo que sería una relación madura entre oficialismo y oposición. Poco a poco designaba sus colaboradores. Con varios de ellos habíamos compartido actividades de militancia común entre la Juventud Radical y la Juventud Peronista. En el Concejo unos pocos tenían experiencia previa, en nuestro bloque Juan Santiago Doumecq Milleu era el único y su aporte fue invalorable.

   

    Mi recuerdo para dos amigos entrañables con quienes juré aquel día: Carlos Zubillaga y Horacio di Nápoli. Armendariz armaba su equipo en la provincia, algunos compañeros de militancia de toda la vida iban a ocupar cargos importantes.

 

     Pero la expectativa mayor estaba en el orden nacional ¿Qué haría Alfonsín? ¿Quiénes serían sus ministros? ¿Cumpliría con sus promesas electorales? Esta duda la tenían algunos. No quienes lo veníamos acompañando desde hacía más de una década.Y llegó el día, los militares se fueron para nunca más volver. El “Se van, se van y nunca volverán” se hizo realidad.

 

   Todo era festejo y alegría. “Somos la vida, somos la paz” cantábamos desde la Juventud Radical y era la consigna que mejor expresaba el estado de ánimo de un pueblo que dejaba atrás la noche más oscura.

 

     Alfonsín ofrece a Luder, el candidato del PJ, la presidencia de la Corte Suprema de Justicia, cargo que no acepta. Ese ofrecimiento era un símbolo de la Argentina que queríamos.

 

    A tres días de asumir, mediante decreto 158/83, se ordena el juzgamiento de los responsables de la violación de derechos humanos y a cinco días por decreto 187/83 se crea la CONADEP. Se empezaba a dar cumplimiento a lo prometido en la campaña electoral. Se anula la ley de autoamnistía. Habrá Justicia.

   

     Sesiona el Concejo en nuestra ciudad, recuerdo uno de los temas que se trató en la primera sesión fue el traspaso del Hospital Irurzun a la orbita provincial, había sido municipalizado por la dictadura, y Armendariz ofrece dar marcha atrás con la medida. Fue rechazado por el PJ y el PI. Hoy se analiza esa posibilidad como una manera de aliviar las cuentas municipales. Pasaron treinta años.

 

     Sería mi única sesión como concejal. El 16 de diciembre en una reunión partidaria en La Plata nos ofrecen a Horacio di Nápoli un cargo en Acción Social de la provincia y a mí en la Cancillería.

 

    Previa autorización del comité local y del bloque, porque las bancas son de los partidos, renunciamos a ellas y nos incorporamos a los gobiernos provincial y nacional. En aquellos años no se pedía licencia. El único que se opuso fue Omar di Nápoli, presidente del partido y padre de Horacio. Creo que el motivo central era retenernos en Necochea, fundamentalmente a Horacio, no una cuestión política de fondo.

 

   Allí en la Subsecretaría de Asuntos Latinoamericanos a cargo de Raúl Alconada Sempé, a quien había conocido diez años antes compartiendo la militancia en Franja Morada, me tocó participar de manera directa en otro de los desafíos asumidos en la campaña: La paz con Chile.

 

    Objetivo ampliamente logrado a pesar de las enormes resistencias que hubo.No tengo dudas que esos primeros tiempos de la recuperación democrática fueron los más felices de mi vida cívica.A treinta años de aquel logro hubo marchas y contramarchas, todavía es mucho lo que falta por hacer. No falló la democracia. Fallamos los hombres y mujeres que, cada uno con su responsabilidad, no estuvo a la altura de las circunstancias.

 

      Como hace treinta años y a modo de homenaje a Raúl Alfonsín el compromiso sigue siendo “…constituir la unión nacional, afianzar la justicia, promover el bienestar general, proveer a la defensa común y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”.

 

 

Pedro Azcoiti

Abogado
Concejal en Necochea por la
UCR en 1983
Diputado de la Pcia. de Buenos Aires (1987-1989) (1999-2003)

Diputado de la Nación (2005-2009)
 

 

"Somos la vida, somos la paz"
 
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